miércoles, 20 de julio de 2011

Todos menos él.

Me hiciste daño, daño físicos. Sí, una brecha, por suerte se curó muy rápido, aunque no sé por qué. No volví a hablarte, estúpida serpentaja, tu nombre lo dice todo. Eres vil, cruel, más pequeño que yo, pero más fuerte. Nadie diría que soy mayor, pero ¿qué más da? Dos años después volví a caer. 
¿Por qué una serpentaja como tú está por mí? Después de volver de una reunión con Slughorn, ahí estabas tú. Con en traje negro, despeinado y esperándome. En cuanto todos los del club de las Eminencias salieron, tu me plantaste un beso. Te dio igual que yo no lo correspondiera, que yo fuera una leona y tu una serpiente, .... Te dio igual todo. Tu solo me besaste, y el mundo giró a nuestro al rededor. Paraste repentinamente y te fuiste. ¿Por qué te fuiste sin decir nada? Y yo qué sé...
Que me dices de Blaise Zabini, esa serpentaja alta, estirada y negra. No soy racista, para nada, me encantan los negritos, pero le tenía un asco especial a ese Zabini. Aunque formáramos parte del club de las Eminencias los dos, tenías que aparecer ahí, en mi compartimento camino a casa en las vacaciones de Navidad. Estaba sola, leyendo, y tu entraste y te sentaste a mi lado. ¿Es que no habían más asientos? ¡¿Por qué a mi lado?! Y por si fuera poco comenzaste a meter la cabeza en mi libro. Una novela de amor de muggles. "¿Es que estás tonto?" pensé mirándolo descaradamente por el rabillo del ojo. 
-¿Qué? ¿Te interesa mucho?-pregunté cerrando el libro. Él levantó la cabeza he hizo lo que menos me esperaba: me dio un beso. Abrí los ojos como platos, y tu lengua se abrió paso en mi boca. Se podría considerar acoso, Zabini. Me agarraste por la nuca y me acercaste más. Pero seguía rígida, con los ojos ahora cerrados. Me estabas comiendo ¡no! Succionando. ¿Y por qué tú y yo? Es decir, una serpiente y una leona. Nada lógico. Pero ahí seguías, besándome apasionadamente como si no hubiera mañana. Y de un momento a otro, paraste y te fuiste. Será una apuesta, fue lo primero que se me vino a la cabeza. Pero, les gusto a los serpentajos, ¿y no le gusto a George?
Att: Melissa Thomas


No hay comentarios: